“Call it a clan, call it a network, call it a tribe, call it a family. Whatever you call it, whoever you are, you need one.” Jane Howard.
Todos necesitamos una tribu. Una tribu a quien amar incondicionalmente y con quienes nos identificamos. Alguna ve leí que las manadas de elefantes son muy parecidas a las nuestras. Se agrupan en familias matriarcales; no suelen cambiar a sus miembros y se reconocen entre si para el resto de la vida. Cuando un elefante de la tribu ya está demasiado viejo o está enfermo, la manada intenta ayudarlo a levantarse. Se agrupan al rededor acompañarlo con empatía. El elefante mantiene una interacción constante y positiva con su manada y siempre procuran protegerse entre si.
Hace un par de años vivi una experiencia que provocó en mi todo tipo de emociones. Al nacer, mi hijo se quedó hospitalizado unas semanas por una infección que no lograban identificar. Esta experiencia, como muchas a las que nos detenemos a analizar, nos hizo cambiar, tener una perspectiva distinta de la familia. Con la mezcla inevitable de hormonas de postparto, angustia y con el poco dormir no había podido visualizar en su momento el punto de inflexión positivo que estos tiempos trajeron a mi vida. A la mitad del caos y la incertidumbre, una hermana del alma me dijo que veamos lo positivo de todo lo vivido; yo con ironía le dije que no había nada positivo en esto pues solo nos hizo sufrir a todos. Y qué equivocada estaba… porque ahora puedo ver con mas claridad que estoy rodeada de mi tribu de elefantes; que este clan se comportó con nosotros con una incondicionalidad inigualable. Hoy nos queda reconocer y sobre todo agradecer a cada uno que forma parte de esta pandilla por no dejarnos solos; por enseñarnos que la personas que elegimos para ser nuestro clan es la verdadera ancla de la vida para encontrar magia en lo común y cotidiano. Agradecidos por ayudarnos a levantarnos más fuertes y conscientes, por encontrar la parte constructiva de cada experiencia y sobre todo por esta entrega y amor absoluto que intercambiamos de formas constantes. Nuestra tribu, nuestra manada de elefantes y como tal me comprometo a ser portadores de vida para ustedes, darles lo mejor de mi siempre; acompañarlos en sus vidas bien de cerca, tan cerca como para poder abrazarlos muy fuerte y protegerlos como ustedes lo hacen conmigo.
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