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Mi parto: Relato de una metamorfosis

Anónimo, tu y yo

Actualizado: 2 may 2022



Cuando eres primeriza durante el embarazo lo esperas todo y a la vez no esperas nada. En mi caso, viví muchos cambios emocionales que me hicieron prepararme para le llegada de esta pequeñita. Durante el embarazo no había semana que no pensara cómo iba a ser el parto, que leyera artículos, que planeaba mi posición para dar a luz; hablaba de temas sobre el parto casi todos los días. Desde las horas que ya lleva ese corazoncito latiendo, las ilusiones se multiplican.


Mi embarazo me permitió llevar la vida exactamente cómo la quería, pude subir montañas, tomar una copa de vez en cuando, aprovechar el día, comer rico y supongo prepararme para la maternidad.

Ser madre, aseguro que tiene un significado ancestral; donde en cada cerámica, literatura o creación primitiva coinciden en la misma idea de ser un proceso doloroso y desgarrante. Para mí, era emocionante pasar por el proceso de un parto natural sin bloqueo, epidural, ni anestesias. Las madres que lo habían vivido se referían a que era un dolor inimaginable que jamás habían sentido, pero que esta es la forma de parir a un hijo pues era la forma natural de preparar y madurar a organismo de un bebe para salir al mundo. Agregado a los beneficios que un parto natural le proveen los bebes las madres experimentaban una recuperación inmediata.

Con 34 semanas y aún agilidad para moverme comencé a derramar liquido amniótico poco a poco, me tomó 2 días percatarme que no era orina lo que corría por mis piernas. Fui al doctor a revisarme sin pensar que en menos de 72 horas saldría por la misma puerta cargando a nuestro bebé para ir a casa.

Me internaron en el hospital para estar en cama alentando un poco el trabajo de parto y poder poner una inyección que madurarían los pulmones del bebé aun dentro del útero. Necesitaba aguantar mínimo 48 horas sin moverme tolerando las contracciones que mi cuerpo ya comenzaba a percibir. Un reto grande para mi pues no dejo de moverme en todo el día pero nada que no haría por este bebe que me hace sonreír desde que recuerdo que existe.

Durante todo el proceso mi doctor estaba tranquilo confiado que era lo que debíamos hacer, en menos de 12 horas entre familia, amigos, gente amorosa y guerrera nos ayudaron a conseguir pediatra, ropa de prematuro, citar una doula, arreglar tramites de hospital y todo sin olvidar darnos ánimos y fuerza para lo que nos venía. Pasando las 24 horas, el ginecólogo nota que hay riesgo de infección pues tengo una bacteria que puede filtrarse por la fisura de la membrana amniótica, lo cual sería riesgoso para el bebe. Así que decide que si aún quiero hacer el parto natural debíamos hacerlo ese mismo día, sin poder esperar a que pasen las 48 horas. Pasar de negación a aceptación y estar lista, requirió toda mi capacidad de adaptarme al cambio repentino de planes una y otra vez, si tiempo ni espacio para lamentos.


Al explicarme el detalle, el doctor me remarcó que debía ser fuerte, que será un proceso doloroso pues habrá que inducirlo y las contracciones serán mas fuertes y precisaré de mucha concentración y trabajo.

Me comí una fruta, y a las 830 pm ya estaba luciendo mi bella espalda en esas batas de hospital que arrancan el pudor de un golpe. Comencé con la inducción con unos gramos de oxitocina, aparecieron más seguidas las contracciones y poco más fuertes pero en realidad nada que me detuviera, tenía un par de cms de dilatación, hacia algunos movimientos, respiraciones y no pasaba a mayores. Todo el trabajo de parto lo hice en la misma sala, donde labor, expulsión y recuperación se llevaría a cabo. En esta sala había pelotas, silla maya y una bendita regadera de agua caliente pues el cuarto era helado y me constaba trabajo concentrarme de tanto que temblaba mi cuerpo. Después de unas horas mas de hacer ejercicios en pelota y pasos de baile el Dr vino a hacer otro tacto y sorprendido encontró 5 cms de dilatación comentando que aún faltarían unas buenas 8 hrs de trabajo, que mantengamos la paciencia. El tacto…. si que dolor, algún aparato deberán inventar para que no se haga esto así pues en medio de cada contracción esta el doctor con la mano metida en tu concha hasta el codo y hay que soportar a 7 personas mirando en primera fila tal episodio.

Una vez que me metí a la regadera para calentar el cuerpo, eran alrededor de las 11 pm y ¡PUM, PUM, PUM! Tres disparos anunciaron que el parto comenzaba. Tres contracciones que me hicieron ver las estrellas de golpe pues no me dieron tiempo de nada. Ahí supe la diferencia entre las contracciones “naturales” y las “inducidas”. De pronto caí en cuenta que todo lo vivido anteriormente no era nada, pues ahora, todo el mundo se transformó. Mi cuerpo y conciencia comenzó con su mutación y con tan solo unas pocas contracciones de máxima intensidad entendí que no debía resistirme pues sería mas doloroso de lo necesario, debía soltar la resistencia a la sensación desgarradora que me estaba provocando mudar de piel. Cerré los ojos y con toda la energía que sentí dentro, me rendí, deje de pensar lo que estaba viviendo, mi cuerpo dejó de ser mío, las sensaciones dejaron de ser conscientes para poseer mi mente, mi organismo. Sentí una metamorfosis física y emocional que iba desgarrando mis entrañas. Dolor? Si había dolor pero no era lo mas importante, me encontraba sumergida en un trance donde podía percibir el avance de cada contracción y sentir al bebe encajarse poco a poco con cada una de ellas. A las 2 horas de dejar caer el agua hirviendo por mi espalda y totalmente carente de recato, completamente desnuda en el piso de la regadera sobre mis rodillas, ojos cerrados y entonando sonidos extraños a todo pulmón pude transmitirle a la doula en un idioma inventado que estaba lista, que comenzaría a pujar. Sin titubear, la doula corrió al pasillo del hospital buscando al Dr, y este sin creer que dijera la verdad vino a hacerme otro terrible tacto. Cuando me vio intentando llegar a la cama se dio cuenta de lo pronto que sería este parto. Después de varios sonidos alienígenas logre colocarme en la cama mientras mi mamá y la doula me iban tapando el cuerpo y secando el agua de la regadera. Finalmente llegue a la cama y con tan solo mirar, el Dr. comenzó a llamar al batallón de médicos para su preparación para el parto, pues sería más pronto de lo que el pensó.

En algunos segundos que podía hablar como ser humano el Dr. me preguntó donde daría a luz para preparar el campo estéril, por su puesto que con mi nivel de energía no podría pensar en parir de pie como las mujeres amazónicas, así que decidí en la silla maya, pero esta estaba a 3 metros de la cama; cómo llegaría hacia ella? Mi cuerpo ya no tenía energía. De nuevo volví a meterme al trance metamorfósico que cada contracción me gobernaba pues no había forma de llegar a la silla de la forma consciente, al parecer habría que seguir entonando sonidos extraños y arrastrarme hasta llegar al lugar deseado. Para lograr esta difícil maniobra, se revelaron imágenes de amor en mi mente que conmovieron mi alma y fortalecieron el espíritu para lograr la ultima fase del parto. Pequeños grandes momentos como acurrucarme con mi perro en el sol, un beso de mi cuñado en mi vientre, una enternecedora caricia de mis hermanos o tan solo miradas que representan todo sin decir ni una palabra.

Finalmente en la silla maya, empezaron los pujos; el universo se detuvo, no veía ni escuchaba nada. De pronto solo incluía la voz del doctor, sus palabras indicándome que solo yo sabría encontrar dentro la forma de pujar, que siga la melodía que marcaban las contracciones. Incluso mi esposo dejó de hablar, fue el momento de mayor concentración y una conexión mente y cuerpo inexplicable. Fueron varios intentos, hasta quizás unos 5 o 6 pujidos de pronto el Dr me dice que toque, que baje la mano y toque; ahí estaba la cabeza, pude tocar su cabeza; a partir de ahí solo me tomo un ultimo esfuerzo para dar a luz a Naomi. Jamás olvidare ese olor! Una combinación instintiva y animal de sangre, calor, de llanto, de vida! Nació ella, me la pusieron en mi pecho unos segundos ella lloro y yo con ella. Sin duda alguna fue un espacio de tiempo lleno de significación, dicha y esfuerzo.






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